“No es que hable como verdulera‚
lo que sucede es que hay gente que sólo entiende en idioma verdulero”‚ así le
respondí hoy a una amiga cuando me regañó por usar las palabras que forman
parte de mi trompabulario cotidiano.
Sé que mi a amiga no le gusta escuchar
ese tipo de vocablos‚ pero lamentablemente un “muévete pendejo” me salió del
alma cuando no podíamos avanzar en el coche porque delante de nosotros un señor
de camionetota no se movía por estar platicando con el conductor de otro coche
cuando el semáforo ya llevaba varios segundos destellando esas luces de color
verde que a todos nos encantan.
Me disculpé con mi amiga‚ quien
por cierto se llama Brenda‚ pero justifiqué mi léxico explicándole que hay
personas que sólo entienden así‚ y se lo demostré: A ver Bren‚ si a alguien le
dices que lo vas a golpear ni se mueve‚ pero si lo amenazas con que lo vas a
agarrar a madrazos‚ inmediatamente corre a su escondite o prepara los suyos
para defenderse.
Puse varios ejemplos‚ pero Brenda
rebatía casi todos al decir que debemos procurar resolver las cosas sin
groserías. Lo sé‚ le dije‚ pero hay instancias de la vida done no se aceptan
palabras más allá de los vocablos verduleros.
Entiendo la forma de pensar de
Bren‚ de alguna forma yo antes era de la misma idea‚ pero cuando me vine a
vivir a la Ciudad de México fue que me vi en la necesidad de aprender‚ y no
tuve que buscar un curso en Berlitz de verdulero básico‚ sino que aprendí
solita con un poco de ayuda de los microbuseros y de las señoras de los puestos
de licuados.
No es que necesitemos en este
país a más verduleroparlantes‚ le dije a Bren‚ pero si sería bueno que estudiaras
un poco de este idioma. Le recomendé que se diera una vuelta en la mañana por
la Merced‚ pues ahí las clases son gratis‚ o que si no quería levantarse tan
temprano podía sentarse justo detrás del conductor de cualquier ruta de
transporte público para escuchar con atención la forma como habla el conductor
con sus compañeros o por celular.
El verdulero no sólo es una manera
corriente de hablar‚ sino todo un código digno del estudio; se parece al chino
en que es una lengua tonal donde las palabras y frases tienen un significado
diferente dependiendo del tono en el cual se pronuncian: ¿A poco no significa
algo totalmente diferente un “puta madre” cuando lo dices pelándote con el auto
de junto o cuando lo gritas feliz de la vida en medio de una fiesta?
Es increíble ver como el número
de verduleroparlantes crece y se ha entrometido en los estratos más altos de la
sociedad‚ y me consta‚ pues tengo amigas de la Universidad Iberoamericana que
lo hablan con la fluidez de su lengua materna‚ hasta he llegado a pensar que en
ese tipo de escuelas les dan clases de verdulero como materia optativa para que
lo conozcan a la hora de salir al mundo real.
El hecho de que el verdulero se
hable cada vez en más lugares es una victoria del proletariado en términos de
Marx; el lenguaje es un espacio donde la clase oprimida ha ganado terreno. Pero
a todo ésto‚ no vayan a pensar que los estoy exhortando a que dejen a un lado
su hablar culto y lo sustituyan por el vedulero‚ sólo hago una reflexión con la
finalidad de comprender el porqué muchos veces utilizamos este lenguaje‚ porqué
optamos por expresarnos en esta forma de hablar tan transparente que rara vez permite
ocultar las emociones.
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