domingo, 20 de abril de 2014

Primero insulto y luego pienso

¿Te atreverías a ponerte a gritar solo, frente a la Secretaría de Gobernación, todo lo que te molesta del Gobierno de este país? ¿Si te encontraras al Presidente en una cena, lo llamarías "pendejazo"? ¿Eres capaz de ir a las oficinas de alguna empresa "x" y decirles que es una mierda su producto?

Estoy segura de que ir a gritar a Gobernación te da miedo, a menos que vayas acompañado de un ejército de manifestantes, de que nunca te atreverías a llamar al Presidente de esa forma en privado y que jamás irías a una compañía a quejarte, de hecho creo que antes irías a pedir empleo.

Nada de esto harías, pero apuesto a que en Facebook, Twitter y demás sí lo haces. Apuesto a que insultas, que no tienes miedo de hablar con un vocabulario repugnante y expresarte con una ortografía peor, porque piensas que el manto del anonimato te protege. Pero temo decirte que estás equivocado; tu identidad es más fácil de detectar por medio de tu actividad en redes sociales que por los destrozos que podrías hacer en las calles.

Las redes sociales te conocen mejor que cualquier agencia de investigación policial, mejor que tu familia, y posiblemente, mejor que tú mismo. Y no te has dado cuenta; sigues pensando que por tu identidad disuelta entre desconocidos y nombres falsos, tus palabras y acciones no tienen consecuencias. Pero sí las tienen, yo conozco personas que han perdido su trabajo y se han metido en problemas familiares por malas decisiones que tomaron respecto a su conducta en la red.

Insultar en Facebook o en los comentarios de YouTube es muy fácil, regalado. Por esto se insulta demasiado, todo mundo lo hace y esa es la justificación que utilizas tú también. No pasará nada, eso crees. Piensa un segundo: ¿eso que escribirás lo dirías en persona? Hace algunos años mi padre me decía que no dijera nada algo que no fuera capaz de escribir, pero ahora creo que es al revés, y aconsejaría: nunca escribas nada que no seas capaz de decir.

Antes yo pensaba que las redes sociales, y la libertad de palabra que se supone hay en ellas, otorgarían a la sociedad civil un poder del que nunca antes habían gozado, que serían el camino para exigir justicia a los gobiernos y honestidad a las empresas trasnacionales. De ahí vino la ilusión de las "primaveras árabes".

Pero poco a poco me he dado cuenta de que esta nueva libertad permitida por las redes sociales es sólo la sombra de lo que podría ser: la gente vive tan entretenida insultado en redes sociales que poco tiempo le queda para pelear por algo en la vida real; los insultos que los usuarios podemos leer en los comentarios de las notas de los periódicos, en las fanpage de grandes corporaciones, y en este tipo de canales sólo nos dicen una cosa: la sociedad esta muerta de miedo, y este miedo tratan de disfrazarlo por una gruesa capa de insultos que sus miembros consideran intrascendentes.

Detrás de esas groserías y comentarios sin pies ni cabeza sale a relucir una sociedad frustrada, intolerante, e incapaz de organizarse y aprovechar la herencia que les ha dado el progreso.

Primero insulto y luego pienso. Primero me quejo y luego reflexiono. Primero opino y luego leo. Ese es el paradigma. Puedes mostrar tus inconformidades y tu enojo mediante redes sociales, para eso son, pero cuida tus palabras, pregúntate si te gustaría hacerte responsable de ellas, tal vez pienses que tus publicaciones son efímeras, pero no es cierto, estas quedan archivadas por un tiempo que aún no conocemos, y también cuestiónate respecto a si aquello que escribes puede lastimar a alguien, no importa si es tu vecino incómodo o una persona al otro lado del mundo que ni conoces. Pero sobre todo piensa, tus palabras valen, el lenguaje tiene la capacidad de crear y destruir al mismo tiempo, utilízalo para lo primero, y si decides hacerlo para lo segundo, asegúrate que será para destruir cosas sobre las que se pueda construir algo nuevo.

1 comentario:

  1. Errr... yo sí me atrevo a lo establecido en el primer párrafo. Obviamente bajo el contexto adecuado.

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